Una adaptación del reportaje presentado por Aristizábal Uribe
El peor daño que se la hace a una persona es darle todo…!!!! Quien quiera anular a otro, solo tiene que hacer lo siguiente: Evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que estudie, que se prepare, que sea excelente en sus estudios, que viva con una falta de determinación absoluta para hacer las cosas, que no vea que sus sueños deben hacerse realidad por sus propios esfuerzos que se no se enfrente a los problemas o posibilidades de cada día para que así tenga que resolver las dificultades.
Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida; sí le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar y usar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado y de lo fácil, se anula como persona, se vuelve floja y como estanque de agua que por inactividad, pudre el contenido.
Aquellas sociedades que por amor o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven los más pobres entre los pobres. Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades que están intrínsecamente dentro de cada ser humano. Al desaparecer el sentido de la superación personal, se cae en la desgracia de la limosna, que de paso, es agradecida solo mientras se otorga y considera su enemigo al individuo que por años se la ha proporcionado y que luego decide suprimirla….nace el sentimiento del derecho a la miseria y a la dádiva que la misma marginalidad le otorga.
Quien recibe todo regalado, se transforma en un indigente por definición, porque asume la posición de la víctima que solo sabe quejarse; incapaz de satisfacer por sí mismo sus necesidades básicas; siempre está creyendo que los demás tienen la obligación de ponerle todo en las manos y considera una desgracia o algo impropio para él, satisfacer sus necesidades a través en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo; le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa “ayuda” no llega, culpa a los demás de su desgracia, no por anularlo como persona sino por no volverle a dar. Solo los sistemas más despóticos, impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir.
Creen estar haciéndolo muy bien, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas; esto no tiene nada que ver con la ayuda temporal que estamos obligados a realizar en favor de las personas necesitadas, que bajo ciertas circunstancias no pueden sobrevivir ni seguir adelante sin la ayuda de los demás miembros de la sociedad, pero claro está, la ayuda debe ser circunstancial, temporal y circunscrita a los problemas que presenta la persona; el hacer de esta ayuda temporal un beneficio sin fecha límite, transforma a una persona que quizás fue productiva en otra época en un ser con la marginalidad y la desgracia a cuestas.
Los países industrializados han surgido sobre una base de esfuerzo continuo y trabajo y por eso se han mantenido como líderes mundiales como sociedad, al igual que lo hacen las familias que quieren ver surgir a sus hijos y desde corta edad, les enseña los preceptos de educación, estudio y trabajo.